Curioso los datos de globulos rojos de Javier Gomez Noya.
Fuente; http://www.lavozdegalicia.es
El campeón ferrolano triunfa con un índice de glóbulos rojos más bajo de lo normal en un deportista de élite.
Deportista extraordinario por muchos motivos, el
éxito de Javier Gómez Noya viaja contracorriente por uno de los
parámetros que habitualmente se ligan al rendimiento en pruebas
aeróbicas. El campeón del mundo de triatlón, que ganó el domingo en
Sídney, se mueve en un porcentaje relativamente bajo de glóbulos rojos
en sangre, entre el 38 y el 42%, reducido en comparación con el
hematocrito de la mayoría de sus rivales.
«Cada uno es como es. Yo me he movido siempre en
valores bajos. Además, por experiencia sé que, cuanto más entrenas, más
trabajas y más se reduce el hematocrito, como el hierro. Al exigirle más
a tu cuerpo, sucede eso. Lo que no es lógico es ver otra clase de
valores en deportistas que entrenan mucho. Yo no le doy demasiadas
vueltas porque así funcioné bien hasta ahora», explica el campeón del
mundo, que consulta sus valores en el pasaporte biológico del programa
Adams.
Bajón hasta el 37%
En momentos puntuales de la temporada, y tras
esfuerzos prolongados, el triatleta ferrolano ha llegado a tener una
tasa del 37%, valores aún más inusuales.
«Está claro. La lógica dice que, si en lugar de un
hematocrito del 40%, lo tuviera del 49%, saldría beneficiado. También
podría ayudarle medir doce centímetros más, para tener una zancada más
amplia. Pero mide 1,78, y su talla es la que es», indica su entrenador,
el asturiano Omar González, que le acompañó durante las tres últimas
semanas durante su concentración en Noosa, en la costa este de
Australia.
«Una curiosidad»
«Esos datos de hematocrito sitúan a alguien en el
rango bajo de la normalidad. Se trata de una curiosidad, aunque no se
encuentre en niveles patológicos. En este asunto, faltan estudios
rigurosos sobre la incidencia que el hematocrito tiene en el
rendimiento. En ocasiones vemos como atletas con anemia leve se
sobreponen a la situación», explica José Paz Carreira, jefe de
Hematología del Oncológico de A Coruña.
Gómez Noya admite que, por uno u otro motivo,
grandes deportistas han roto los parámetros que se consideran óptimos
para el rendimiento, como serían tener un hematocrito alto. «Yo también
tengo un corazón más grande por el tipo de deporte que hago. El
entrenamiento favorece que se ejercite bastante. Quizá todos los
deportistas nos alejamos un poco de los estándares normales de la
población», estima.
El umbral del 50%
Durante años, la tasa de hematocrito resultó el
origen de escándalos de dopaje. Se consideraba ilegal a aquel deportista
que tenía una tasa superior al 50%. Hoy, a través del pasaporte
biológico se castigan aumentos bruscos, que puedan haberse producido por
inyecciones de epo y otras sustancias.
Gómez Noya triunfa incluso con un nivel bajo, lo
que supone un lastre. «Es sorprendente que tenga esa capacidad de
resistencia con ese hematocrito, con esos datos. Pero cada uno es como
es y su organismo es así», añade Fernando Huelin, médico del Centro
Galego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra y ligado estrechamente
con el deportista.
«En el consumo de oxígeno intervienen cuatro
aspectos: la capacidad de absorberlo en sangre, el bombeo desde el
corazón, el transportador, que son los glóbulos rojos, y el trabajo que
realiza el músculo. Muchos ciclistas se obsesionaron con incrementar la
capacidad de transporte, con lo que incidían en una de las partes. Se da
por hecho que una persona con la tasa baja, si la eleva, rendirá más.
Pero eso es trampa y está castigado», añade Huelin.
«Es sorprendente su resistencia con esos datos, pero su organismo es así», dice el médico Fernando Huelin